La campaña de recogida del cereal, que arranca en la provincia de Córdoba en una dos semanas, quedará prácticamente en nada debido a la falta de lluvias durante el invierno y gran parte de la primavera. Las precipitaciones que llegaron en los dos últimos meses no han servido para recuperar un cultivo muy ligado históricamente a las campiñas cordobesas. Así, hasta un 70% de la superficie sembrada de trigo y cebada, fundamentalmente, ni siquiera será recolectado por los agricultores, ya que supondría un gasto económico irrecuperable, señalan tanto desde los productores como desde el colectivo de maquinas cosechadoras, que serán víctimas colaterales de esta situación generalizada en prácticamente toda Andalucía, ya que su carga de trabajo descenderá respecto a campañas anteriores.
De momento, el cultivo de secano se da prácticamente por perdido en su totalidad, ya que el nivel de producción no cubrirá los costes de producción. Según los datos de la Consejería de Agricultura en Córdoba, el rendimiento medio de una hectárea de cereal en la provincia es de 3.000 kilos, con lo que la producción final suele rondar las 250.000 toneladas. Este año no se van a alcanzar esos niveles, salvo en las pocas fincas de regadío en los que se ha sembrado trigo o en algunas zonas de campiña con más humedad en las que el cultivo se ha salvado, aunque son las menos. No obstante, algunos colectivos de agricultores señalan que esta fuerte merma en la producción de trigo conllevará un precio mayor, con lo que se puede dar el caso de que algunos se replanteen si siegan este año.
Mientras, en los numerosos caso en los que la cosecha está perdida, los afectados esperan la llegada de los peritos de las compañías aseguradoras, que tendrán este año más trabajo que en ocasiones anteriores, puesto que el cereal es un cultivo que se suele asegurar tradicionalmente. Aunque la superficie varía cada año, Córdoba cuenta con una 130.000 hectáreas sembradas cada campaña.
Ante la previsión de que la planta ya no se recuperaría, algunos agricultores han optado por segar en verde y venderlo como heno a los ganaderos, otro sector que se verá afectado por la escasa producción de este año, puesto que apenas habrá paja para empacar y, además, será de baja calidad.
En Córdoba, el principal cereal es el trigo, destacando el trigo duro frente al blando. Es además la segunda provincia andaluza en producción y cuenta con el 25% de la superficie y cultivo de Andalucía de trigo duro y el 15% de la de blanco. En total, 7.300 agricultores se dedican a los cultivos del cereal, cuyo valor de producción ronda los 100 millones de euros, según las cifras que maneja la Junta de Andalucía. La provincia cuenta con 15 industrias agroalimentarias de harinas y pastas, a las que se unen 29 empresas de piensos.
En la campaña pasada se llegó a pagar por un kilo de trigo entre un 50 y un 60% más que en 2010, de manera que el precio por tonelada osciló entre los 300 y los 312 euros. El cultivo de cereales puede considerarse como una opción de futuro para los agricultores, si se tienen en cuenta factores como la demanda mundial creciente por el aumento demográfico y mayor consumo de carne en China e India, que se prevé tenderá al alza de precios para la próxima década, o que España tiene un déficit estructural en cereales, especialmente en trigo blando, sin olvidar los nuevos usos alternativos, como biocarburantes o biomasa.
Hasta ahora, la política desarrollada por la Consejería de Agricultura de la Junta ha sido la de poner en marcha medidas para ordenar un sector que, en el caso de Córdoba, estaba muy desestructurado y en el que las industrias, las cooperativas de cereales y los agricultores iba cada uno por su cuenta.( El Día de Córdoba. Juan Ruz )
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