HOY SE CUMPLEN CINCO AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE CAMPOS REINA

Hoy mismo se cumplirán cinco años de la muerte del escritor cordobés Juan Campos Reina, nacido en Puente Genil en 1946 y que falleció en octubre de 2009 en Málaga, donde vivía, tras luchar contra maldita enfermedad que al final se lo llevó por delante. En la capital de la Costa del Sol ya le se realizó hace unos días un acto de homenaje en la taberna El Pimpi, uno de los rincones malagueños con más regusto cordobés pues no en vano lo fundaron cordobeses y en él se respira no poca cordobesía. Allí, en las proximidades del Museo Picasso, se juntaron varios especialistas en la obra del narrador pontanés comandados por José Infante, que entablaron una tertulia sobre su obra en la que también intervino Álvaro Campos Suárez, hijo del autor y fino poeta. Cuentan quienes allí pudieron estar que el acto, celebrado en el contexto de la tertulia literaria Los lunes de El Pimpi, fue cálido y entrañable, pues muchos lectores y amigos que había entre el público se atrevieron a recordar la literatura y la figura humana de uno de los narradores más importantes que ha dado Córdoba a lo largo de las últimas décadas. Campos Reina murió en cierto modo joven, a los 63 años, y por eso es fácil de entender que su desaparición dejó un hueco enorme en todos los que le conocimos y que en su literatura encontramos brillantez, lirismo, innovación y un hondo aliento humano. Por Córdoba, al menos que uno sepa, el aniversario de su deceso pasará con más pena que gloria y dejando esa sensación de que su legado se desdibuja con el pasar de los días en una tierra que siempre sintió como suya, pues lo era. En Málaga, curioso, todo el mundo lo conocía como cordobés debido a su elegantísimo acento y a que él lo pregonaba a quien quisiese escucharlo, y también su obra barroca, sensual, hermosa procede de las fuentes más evidentes de nuestra tradición artística. Debería Córdoba reivindicar a Campos Reina como lo que es, algo propio, y difundir el valor de su fabulosa trilogía de los Maruján, también llamada del Renacimiento, o de novelas como Santepar, Un desierto de seda o el ciclo La cabeza de Orfeo. Insensibilidad profunda es dejar que su memoria se difumine en la bruma del día a día. Desde aquí, a los cinco años de su adiós, recuerdo con cariño al escritor y sobre todo al hombre culto, educado y brillante que él fue. Cordobés, amigo y gran artista cuya obra de un modo u otro perdurará. (El Día de Córdoba. Félix Ruiz)